lunes, 26 de octubre de 2009

LAS BODAS DE CANÁ


En las bodas de Caná, todos eran felices menos yo. Agazapado en un rincón, mientras veía cómo la gente departía y degustaba aquel vino añejo y exquisito, que apenas minutos antes era vil agua, yo sufría las primeras convulsiones del delírium tremens.

¿El milagro de Dios pudo ser tan cruel?

2 comentarios:

Nancy dijo...

¿Pero si está muy bueno! una pieza para armar el rompecabezas...

Javier Ortiz dijo...

Nancy, agradezco tu comentario. Gracias a este, me llegaron ideas para continuar con el rompecabezas.

Saluditos.