lunes, 27 de diciembre de 2010

LA MUERTE ESPERA

Al borde de la banqueta está parada la Muerte. Mientras espera, ¡crash!, dos autos derrapan, una chica es arrasada, su amiga grita histérica, la gente se arremolina, un gordo policía llega dando tumbos y trata de dispersar a los curiosos, a lo lejos se escucha una sirena. La Muerte no se ha movido de su lugar. Dos paramédicos con cubre polvo en el rostro se abren paso llevando sobre una camilla el cuerpo cubierto con una sabana blanca, en eso, llega el Diablo.
–No mames. Qué pasó –pregunta asombradísimo a su amiga la Muerte.
–Nada, sólo un pinche accidente más –contesta la Muerte resignada–. Pero ¿por qué llegas tan tarde?
–El tráfico, ya ves que está de la chingada…

Los amigos darketos: a ella le gusta decirse la Muerte, a él el Diablo, atraviesan la calle, y se encaminan gozosos al concierto de Cristian Death.

Este cuento obtuvo una mención en el concurso mensual de minificción de noviembre, convocado por el escritor Alberto Chimal. En donde se debería escribir un micro a raíz de la imagen que acompaña esta entrada.

7 comentarios:

Don Iluso dijo...

Vaya, no sabía lo que quería decir "darketo", yo soy de España y allí los llamamos góticos.
Parece que no se sorprenden mucho de ver la muerte en vivo, lo ven tan natural. Aun más, parece más un buen aperitivo para el concierto. ¡Qué siniestro!

Javier Alfaro Martínez dijo...

Enhorabuena, Javier!

Me gusto el giro irónico que le diste a la historia.

Saludos.

sandrocenturion dijo...

muy interesante el micro, de final inesperado. SAludos

Javier Ortiz dijo...

Don Iluso, Javier, Sandro, gracias por sus comentarios.

Saludos a los tres.

josé manuel ortiz soto dijo...

Javier, aquí de visita. Este micro ya lo había leído en Las historias; me gustó.
Aprovecho este espacio para decirte que -si eres mexicano- estoy realizando una Antología virtual de minificción mexicana.
Te dejo mi correo: manolortizs@msn.com

Un saludo.

Javier Ortiz dijo...

José Manuel, gracias por tu visita. Por otro lado: muy interesante el proyecto sobre esta antología virtual.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

¡Muy buena narración! Nunca me hubiera imaginado este gran final.