domingo, 23 de agosto de 2009

PARASITOS


Dentro de su mente habitaban dos parásitos. Uno le decía: “haz actos de caridad, lleva al extremo la religión pura según las enseñanzas del apóstol Santiago; ayuda a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, practica el celibato, el ayuno”… El otro quería que transgrediera: “comete actos de homicidio, practica el incesto, hazte de las cosas ajenas, extorsiona, manipula”… Pero ninguno de los dos le dijo a ciencia cierta cómo. Así que este buen hombre, confundido, decidió irse por el primer camino. Ingresó a la ordenanza de San Pedro. Ayunó, fue casto, siguió todas las reglas que indicaban los libros sagrados… Pero muy en el fondo, su otra naturaleza pugnaba por salir. En las noches flagelaba su cuerpo para dormir las voces del segundo parásito… Después de pasar por arduas pruebas, de ir escalando peldaños, de alcanzar el estado puro espiritual, el parásito del bien, terminada su labor quiso descansar por un día; se tendió sobre la suave masa encefálica y cayó en un profundo sueño. Fue entonces, en ese día, que lo nombraron líder de la Ordenanza de San Pedro. De tal suerte que comenzó a vivir en opulencia. Los mejores vinos le fueron traídos, los más suculentos manjares. Hablaba y todos seguían sus órdenes. Dictaba tratados de fe. Escribió el libro de las profecías modernas. Viajó por el mundo llevando buenas nuevas; estableciendo cofradías con los gobiernos, disfrazando guerras santas que le dieron grandes riquezas. Se olvidó del celibato. Noche a noche desfilaron por su lecho las mujeres más hermosas… El segundo parásito estaba satisfecho cuando notó que su oponente despertaba, se desperezaba. Este vio con horror en lo que se había convertido el mejor anfitrión que jamás había tenido. Sin poder evitarlo lloró; sus lágrimas tuvieron eco y durante siete días llovió sobre la faz de la tierra. Al final, sintiéndose vencido, absorbió toda la dopamina que pudo, y así, hacerse adicto a la verdadera naturaleza del ser humano.

4 comentarios:

Víctor dijo...

El final me dejó un poco desconcertado, Javier. No terminó de gustarme. Pero la idea y el desarrollo los encuentro muy acertados. Y muy bien narrado.

Voy a ver qué más encuentro por aquí.

Saludos lelos!!!

Javier Ortiz dijo...

Víctor: En efecto, la misma impresión tuve una vez posteado; cómo que no cuajó ese final. Suele sucederme a veces; me indigesto con los finales… En fin.

Saludos. Gracias por la visita.

Nancy dijo...

Yo pasé a agradecerte y devolverte la visita. Gracias, tus palabras me hicieron sentir muy bien. Pasaré con más tiempo a leerte... vengo después de una ausencia larga de la web.

Javier Ortiz dijo...

Nancy: Bienvenida, ojalá te des un tiempo para leer este blog.

Saludos.